“El silencio nunca se manifiesta con tanta superioridad como cuando se emplea como réplica a la calumnia y a la difamación.”
JOSEPH ADDISON
Por Harris Castillo.-La campaña negativa, es una herramienta aceptada en los procesos
electorales y se fundamenta en remarcar los errores o puntos negativos del
contrario o los efectos negativos de su elección. No es lo mismo que campaña
sucia.
En nuestro país hemos visto ambas. Contra
el más grande líder de masas que conoce nuestra joven democracia, José
Francisco Peña Gómez, se utilizó la primera tomando como argumento su origen haitiano,
y la segunda cuando se le quiso ligar a sectores del narcotráfico.
Contra el doctor Balaguer, cuando se advertía
sobre los riesgos de volver a llenar de luto el lar nacional, se utilizaba la
primera, cuando se cuestionaron sus debilidades e indiferencia hacia el vínculo
familiar, la segunda.
La campaña sucia contra Balaguer era menos útil
en virtud de que el antagonismo ideológico de la época daba argumentos de sobra
para encantar las masas o confundirlas, como sea de preferencia verlo.
Contrario al doctor Balaguer y por el hecho
de haber desaparecido el debate de las ideologías de la escena, una lástima de
muy alto costo, contra Leonel Fernández se utilizó la campaña sucia con más
ahínco que la negativa.
Nadie ha sido más vituperado que estos dos
grandes líderes (Peña Gómez y Leonel Fernández), quienes están llamados a
gravitar en el sentimiento nacional por más tiempo que ningún otro.
A nivel de nuestra provincia, las campanas
han sido más negativas que sucias, hasta este torneo.
La parte sucia de la campaña provincial o
municipal, de había fundamentado en líos de falda más que todo. No habíamos
sido testigos de una campaña tan rastrera,
asquerosa y de tan bajo contenido, como la que se ha orquestado en
contra del actual senador Carlos Castillo.
Se han utilizado todo tipo de herramientas
para echar por tierra los valores familiares,
olvidando su origen. Se le ha querido ligar con la compra de los aviones
de patrullaje y vigilancia adquiridos cuando aún no era senador, y su vida
privada ha sido objeto y sujeto de maquinaciones
burdas. Sumado a eso, cuestionamientos a elementos de su entorno, que no pueden
sostenerse en justicia.
Contra Castillo se ha utilizado de manera
efectiva la campaña negativa y esa es aceptable, pues toca a él manejar con
agilidad los temas de gestión y resultados y los adversarios han sido más eficaces
en este aspecto, por lo menos a nivel de redes sociales.
En un mercado electoral tan vulnerable, la desinformación
y tergiversación son armas poderosas y de escaso riesgo.
No es lo mismo campaña sucia que campaña
negativa.
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