viernes, 1 de abril de 2016

Los errores de Carlos Castillo.


Harris Castillo.-Durante el presente proceso electoral, el senador de la provincia de San José de Ocoa, Carlos Castillo ha mal aprovechado las distintas coyunturas puestas a sus pies, garantía de una victoria indiscutible en el proceso venidero. Solo se estuviera discutiendo el porcentaje.

Castillo no es culpable de que Medina quisiera reelegirse y que estas aspiraciones del presidente le abrieran las puertas a un segundo mandato de un solo plumazo, como tampoco es culpable de que Félix Estrella no pudiera ir a una convención por esa posición. Hasta ahí todo es entendible.

Los errores.

El primer error de Carlos Castillo en este proceso, siempre desde mi punto de vista, radica en no hacer mayores esfuerzos para atraer a Félix Estrella a su causa, teniendo luego que neutralizarlo desde palacio, cuando probablemente pudo sumarlo a su causa sin grandes sacrificios.

El segundo error ha consistido en el pobre manejo de sus ventajas con relación al compromiso del presidente con su candidatura, por su decisivo apoyo a la reelección en el senado. Su falta de agresividad en la comunicación del mensaje, generó confusión en cuanto a quien era el candidato de Danilo.
Esa misma debilidad comunicacional y de marketing, le ha impedido llevar el debate a lo sustancial de la campaña, “función, propuestas, gestión, resultados”, dejando que se diluya en aspectos personales de los candidatos o sus auspiciadores, donde claramente no lleva ventaja.

Entre los errores sustanciales debe citarse también, la falta de un equipo de inteligencia en campo, cuarto de guerra y doble agentes.  Luce infiltrado su comando de campaña, porque solo eso justifica que sus contrarios estén siempre un paso adelante, con una permanente fábrica de rumores que genera confusión y que le ha exigido la inversión del tiempo de suma y aglutinamiento en producir reacciones de defensa.
En los últimos días vemos al campamento de Carlos Castillo, cometiendo dos errores sin justificación en un político con suficiente vuelo: muchas actividades con uno de los candidatos a diputado y la sobreexposición de uno de sus familiares. Ninguna de las dos acciones le es favorable.

La escogencia de Abrahán Martínez, como compañero de fórmula de Francis Mancebo, no pudo ser mejor. Dos candidatos fuertes, con arraigo y fortalezas en las dos tendencias dominantes del PLD, son garantía de gran caudal de votos. Tras la renuncia a la candidatura a diputado de Bienvenido Santana, uno de los mejores armadores con que cuenta el PLD en Ocoa, se imponía la inclusión de otro miembro del Danilismo y Abrahán no es segundo de nadie en ese equipo.

Martínez no es solo fuerte en esa corriente del partido morado en la provincia de la hospitalidad y el higo, es además amigo del presidente, conoce toda la estructura partidaria y tiene dominio del juego sucio que se juega en los procesos electorales.

Carlos Castillo ha hecho acopio del “derecho” que le da haber apoyado las aspiraciones del presidente Medina, para las aspiraciones propias. Ese mismo “derecho” tiene el actual diputado Francis Mancebo y lo menos que puede hacer Castillo, es reconocer el mérito y la legitimidad de las aspiraciones de Francis, además del apoyo que han significado sus fuerzas internas para sostenerle cuando el enemigo le cercaba.
La prudencia aconseja neutralidad. Si Castillo está asistiendo a actividades de Abrahán por invitación, entonces debe exigirle a Mancebo que produzca actividades a las que el senador asista y que el mensaje llegue claro a los candidatos y a la base de la imparcialidad de su candidatura, pero además, su comando debe producir escenarios donde converjan los dos aspirantes en igualdad de condiciones.

José Antonio Castillo, hermano del senador Carlos Castillo, fue gobernador provincial en los primeros meses de la gestión de Leonel Fernández. Para los peledeístas este nombramiento llegó por gestión del senador, pues José Antonio no tenía entonces, ni ha cultivado después, trayectoria política dentro de la organización de Bosch en la provincia.

Su activa participación en las actividades cotidianas del proselitismo peledeísta por sus candidatos, legítima y que debiera recibirse con regocijo, pudiera despertar recelos y malos entendidos en dirigentes del PLD que pudieran tener aspiraciones a esa posición en caso de que el incumbente salga electo en las elecciones próximas.

Si el mensaje que se quiere enviar es el de la solidaridad familiar y que por vía de esta llegasen recursos importantes y “necesarios”, sin constituir una amenaza a las aspiraciones de la dirigencia partidaria, debe establecerse sin lugar a dudas ya que la suma de los votos que pudiera generar la participación electoral de José Antonio, es menor frente a la pérdida de votos que puede producir la falta de entusiasmo de algunos dirigentes, el manejo del tema que pueden hacer los contrarios disidentes, los contrarios lógicos y los fabricantes de rumores.

Por lo menos a lo interno del partido, Carlos Castillo debe garantizar reconocimiento a los méritos de una militancia que se aglutina en favor de su causa, sin regatearle los espacios que legítimamente merecen. Las imposiciones siempre son odiosas.

En lo que resta del proceso, se cometerán muchos más errores de manera irremediable en la estrategia de todos los comando de campaña, lo importante seria cometer los menos costosos.



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