DR. WASAR. El PRECIO DE LA DIGNIDAD

                                Foto: eljoseph.tk

DR. WASAR. El PRECIO DE LA DIGNIDAD


Conocí al Dr. Wasar en una situación difícil para mí. Llegó acompañado en una tarde de arduo trabajo. Me encontró sucio y ajetreado, hacia yo la limpieza de mi pequeña granjita de cerdos en Nizao.

No lo había visto antes y la impresión que dejó en mí fue muy grata, pues vi un hombre lleno de principios, comprensivo y solidario.

No había querido escribir sobre su causa. No quería tener en mi blog, una discusión sin contraparte. Hubiese querido estar en el terreno para compartir mis opiniones, sugerir, escuchar y tal vez hacerme portavoz de la necesidad de parar esta locura.

El Doctor Wasar, revestido del valor que da la convicción, ha dejado al descubierto la carencia de principios fundamentales de una sociedad que aspira al desarrollo.

Entre sus pedidos, el que más refleja la inexistencia de un estado organizado y en ruta a un mejor futuro, es la referida al defensor del pueblo. Esta, como otras leyes que se han vendido como conquistas sociales, no ha encontrado eco en un pueblo que desconoce su destino, un pueblo indiferente ante una dolorosa realidad que gesta su autodestrucción.

El Dr. Wasar no escogió morir. Escogió la lucha, y en la lucha se corre el riesgo de morir.

El Dr. Wasar, no escogió la sociedad que hoy tenemos, pero sus vivencias en sociedades mas avanzadas y por supuesto organizadas, le obligan a aportar su cuota de sacrificio en corregir el rumbo, conciente de que no hacer nada, equivale a evadir su compromiso de legar una sociedad mas justa. Y hombres como él no evaden responsabilidad.

Ha evidenciado su lucha, la falta de institucionalidad que impera en nuestra patria, pues lo que exige es ley que nadie cumple ni hace cumplir.

Ha evidenciado su lucha, la falta de solidaridad de un pueblo que voltea para no sentir el compromiso del que ha visto.

Ha evidenciado su lucha, la falta de unidad de propósitos de una sociedad que cada vez valora menos los valores, los principios. Una sociedad que vitorea a Barrabas y escupe a Cristo.

Su muerte Dr. Wasar, como la de Cristo, Gandhi, MLK, Duarte o Malcom X, no detendrán la caravana fúnebre del humanismo, del ser, hasta que para reconstruir el dañado cuerpo social de nuestro tiempo, no asistamos a la parte segunda de Sodoma.

Yo prefiero hablar de usted con orgullo por levantar la bandera de la lucha y guiar a nuestro acéfalo pueblo en pos de sus conquistas, que recordarle con lamentos por haberse inmolado defendiendo la ignorancia.

Mañana, los que hoy no le acompañan y critican su postura, propondrán su nombre para asociaciones de campesinos tratando de lavar sus culpas, sin reparar en lo aberrante de su cómplice conducta.

Deténgase Doctor, es un llamado. Con su muerte ganan los contrarios. Los que quieren un soldado menos en el frente de batalla.

Detente Wasar, nuestras lagrimas no lavaran la podredumbre que nos cubre, para ello necesitaremos el mar, y para desviarlo no es útil tu cuerpo inmóvil, hacen falta tus brazos para remover las piedras. Hace falta tu voz para arengar las masas.

Detente. Para ellos eres útil muerto. Para el pueblo eres útil vivo.